domingo, 30 de noviembre de 2008

REBELDÍA

O EL ENCANTO DE LO PROHIBIDO

¿Quién no ha sentido un punto de morbosidad por lo que está prohibido?
¿Quién no ha tenido deseos de saltarse esa norma?
Atracción , tentación , riesgo...
¿Qué se consiguió prohibiendo comer de aquel árbol?
La manzana fue el objetivo.
La prohibición es la mejor publicidad para lo prohibido.
Me vienen a la memoria innumerables ejemplos de esas promociones "contra natura".
Y me viene también asociada la idea de que con las prohibiciones,siempre alguien sale muy beneficiado.
Recuerdo el Perpignan de aquellos años y su industria de cine porno vetado en España.
Se acabó el veto, se acabó la masiva peregrinación al cine X. O casos de publicaciones cuyas portadas o contenidos fueron condenados y sin embargo, esto, dio auge a su cabecera. Y no me olvido de sustancias tóxicas, poco recomendables , que enriquecen por su demanda y atracción a un grupo también, poco recomendable, de personas.

La prohibición acaba llevando a la mentira y genera rebeldía.

A nivel personal, recuerdo las constantes negativas,en la adolescencia, al permiso para ir a la discoteca.
Por supuesto iba y por supuesto mentía.
¡ Y cómo no ! Ni se te ocurriera querer salir de noche.
¡ Qué cosas mas feas provoca la oscuridad !
Pues que cosas mas bonitas provocó la luz del día , que atardeceres tan prohibidamente claros...
Ahora bien,cuando la prohibición viene impuesta por uno mismo, la cosa cambia.
La rebeldía se transforma en voluntad y la mentira en esfuerzo.
Me voy a permitir utilizar dos citas enlazadas. La cosa queda asi :
(Séneca) "Lo que las leyes no prohiben, puede prohibirlo la honestidad" y ante el sentimiento del deber (dice Kant),
enmudecen las mas rebeldes pasiones"
Por eso, ¿no sería mejor la concienciación desde dentro, que la prohibición desde el exterior?
Digo.

9 comentarios:

Alberto dijo...

¿qué hay de las prohibiciones para consigo mismo? ¿acaso le llamamos "concientizacion desde adentro? :-) Estoy en contra hasta de las autoprohibiciones...Prohibido prohibir no era nuestro lema? :-)
Un abrazo

Juncal dijo...

Hola Alberto.
¡Pero yo te hacía volando a estas horas!
Veamos ,prohibido prohibir,
si, pero cuando aparece esa educación en la que nos hablaron del bien y el mal lo debido y
lo incorrecto,la conciencia,la
honestidad...etc,provoca que el arraigo sea tal, que se puede considerar como autoprohibición o autorepresión o autocoacción
o autocensura,o.....
Porras!! para la puñetera ética...
¡Qué le vamos a hacer!
Somos de aquella generación.
Gracias
Juncal.

Nacho dijo...

Basta que nos prohíban algo para desear hacerlo con más ahínco.
Te decían en casa que no fueras a discotecas, bares...
y a la primera ocasión que tenias, ibas.
Efectivamente, las prohibiciones generan rebeldía contra las normas y mentiras.
Creo que el limite de lo prohibido debemos de ser nosotros mismos quienes nos los impongamos siempre y cuando no perjudiquemos a terceras personas.

Besos.

Alberto dijo...

Junca, Nacho:

Vuelo en una hora. Verás que la manera de deshacer lo aprendido (cada dia estoy mas convencido de la necesidad de ello), es dejar de prohibirse. Siempre se puede escojer una ética, que como dice Nacho no nos permita dañar a terceras personas (hacer el mundo habitable), pero que tampoco nos encorsetee a nosotros.
Abrazos a ambos.

Agustín Crespo dijo...

De acuerdo contigo , Juncal. Las personas alcanzamos mayor dimensión cuando tenemos conciencia, ésta es innata, no se enseña.No me gustan las prohibiciones, salvo cuando se establecen para proteger a los semejantes, porque pienso que no aportan nada sustancial. Respecto a la última historia de los Mendía, lo de Burgos se me ocurrió porque mi sobrina trabajó allí, concretamente en Quintana de Dueñas. Estuve dos veces y tuve la oportunidad de disfrutar del lechazo y del vino de la tierra, y también de su belleza y no lo digo solo por alagarte. Me gustan tus reflexiones y espero leer más. Un abrazo.

Jose Manuel Ruiz dijo...

Las prohibiciones interiores son sin duda las peores. No hay peor policía que el propio sistema de valores, ni peor juez que uno mismo.

Son además prohibiciones contra las que no podemos hacer manifestaciones ni huelgas. Y por si fuera poco su incumplimiento no conlleva una multa o un castigo que una vez cumplido nos libere. No, de ninguna manera, podemos pasarnos el resto de la vida pagando por esa “infracción”.

De las otras prohibiciones, las “legales”, siempre podemos intentar saltárnoslas y salir impunes: De la “Ley Seca” de los años 20 en USA a los límites de velocidad actuales o fumar en un sitio no permitido. En el peor de los casos se paga la multa y listo.

Un post de lo más interesante Juncal.

Salu2

Juncal dijo...

Hola Nacho.
Los límites de nuestras autoprohibiciones, claro que los ponemos nosotros mismos, pero con el HOSTIGAMIENTO excesivo de la conciencia, lo cual nos resta a veces, libertad de maniobra.
Vamos dirigidos por ella como los corderitos de Agustín (los de Burgos, tan ricos...)

Hasta ahora.
Juncal.

Juncal dijo...

Gracias Agustín.
Si se pusiese medir en metros cuadrados la "dimensión" alcanzada por la conciencia, superaría a veces, las necesidades lógicas de un individuo, lo que conlleva ademas el pago de un catastrazo que puede ocasionar una severa erosión en la cuenta de nuestra felicidad.
Un tamaño adecuado de conciencia, sería lo lógico para un "precio justo".

Saludos
Juncal.

Juncal dijo...

Hola Jose, claretiano...
Siempre están ahí,¿no es cierto?
El juez y el verdugo...,siempre están ahí..
No están superpuestos, están grabados a cincel..

Los dos primeros párrafos de tu comentario son tan buenos, que lamento no haberlos expresado yo para incluirlos en mi post.

Como siempre, gracias.

Juncal.