Antes de iniciar mi primer viaje a la Habana me informe de lugares de interés que podía visitar y también de restaurantes en los que se comiera bien.
Hable con mi amigo, Totó, propietario de una agencia con el que habitualmente organizamos nuestros viajes.
Después de darme toda la información necesaria ( conoce bastante bien la Habana, ya que ha ido en numerosas ocasiones y de hecho se aloja en casa de unos amigos suyos en Marianao) nos recomendó un paladar, el de Adela, pintora y escultora.
Llegamos a la Habana y le llamamos por teléfono para realizar la reserva de la cena.
Nos preguntó que de parte de quien veníamos, que quien nos había facilitado el teléfono, etc... nos dijo que a las 10 en punto estuviéramos en el portal, allí nos cogerían y nos acompañarían hasta el ático de la vivienda donde esta ubicado el restaurante. La verdad nos pareció todo un tanto misterioso.
Pasamos el día con normalidad, visitando lugares, recorriendo las calles, comprando algo de artesanía cubana de madera en el mercadillo justo detrás de la Catedral, una cerveza, un mojito, comimos y hasta nos dio tiempo a tomar un baño en la piscina del Hotel Sevilla.
Una vez el sol se había puesto subimos a la habitación con la intención de arreglarnos para la cena.
Nos habían comentado que este paladar era un poquito más caro que el resto de paladares de la Habana.
Decidí no llevar nada en las manos, ni cartera, ni tarjetas de crédito y calculé cuanto dinero más o menos gastaría entre la cena, un mojito en la terraza del Patio en la plaza de la Catedral, el taxi hasta el Vedado, ida y vuelta, y un daiquiri "mulata"en la Floridita.
Creo que aproximadamente y calculando por alto llevaríamos unos 75 dólares.
La noche se presentaba perfecta.
Después de tomar el mojito en la terraza del Patio, tomamos el cocotaxi para ir al restaurante.Cuando llegamos al destino, la conductora nos expuso la posibilidad de venir a recogernos después de la cena. Aceptamos y quedamos en que volvería a las 11 y 30 h.
Allí en la calle estaba esperándonos el maitre.
Entramos en un edificio de tres plantas (creo recordar) bastante deteriorado (parece que recientemente ha sido rehabilitado por la propietaria del paladar) y atravesamos la vivienda acomodandonos en la terraza, que es donde está el comedor.
La terraza estaba a su vez conformada de diversos cenadores entre flores y plantas y tenia una vista preciosa a pesar de ser de noche.
Tomamos un mojito mientras nos traían el menú degustación que era lo que nos habían recomendado, ya que de esta manera, probaríamos un poco de toda la comida cubana.
Mientras cenábamos nos tomamos unas Cristal.
La presentación de los platos estupenda, al fin y al cabo era la nueva cocina creativa cubana.
Cenamos abundante y bien.
Finalizamos la velada con café colao.
Pedimos la cuenta y...... ¡ tierra tragame! un vuelco me dio el corazón al ver la nota.
Comencé a sacar los billete, monedas y todo lo que encontraba por los bolsillos, por un momento pensé que el resto de días que me quedaban en la Habana los iba a pasar fregando "platos"para Adela.
Bueeeno, igual exagero un poquitín, vale.
Pero si es cierto que si me pide un centavo de dolar más, no tenia.Me parece que no había ni para la propina.
Pero aún nos quedaba pasar otro mal trago, abajo en la calle estaba esperándonos el cocotaxi para llevarnos de vuelta al hotel y no teníamos dinero.
¿Qué hacer ? nos preguntamos.
--Con toda naturalidad nos subiremos y le diremos que nos lleve al Hotel.
--¿Dónde vamos?
-- Al Hotel Sevilla, por favor.
Cuando llegamos a la puerta del Hotel, Juncal se bajo del taxi, dejándome literalmente"en prenda" mientras ella subía a la habitación y bajaba el dinero necesario para poder pagar a la taxista.
Mientras Juncal realizaba esta operación, yo le expliqué a la taxista lo que nos había sucedido, la chica se echo las manos a la cabeza y nos dijo que lo que nos habían cobrado era una barbaridad.
La verdad es que también yo lo consideré así pero la cena fue muy buena, por la compañía, el ambiente, la comida y las risas que nos pasamos, a pesar del mal trago y de no poder tomar el daiquiri en la Floridita como colofón a la velada.
La cierto es que este paladar de Adela es uno de esos lugares que se pueden recomendar, pero este que les escribe tiene un lugar favorito para comer y cenar en la Habana, "La Bodeguita de en Medio".
Pese a estar masificado por el turismo para mi resulta ser,
el lugar ideal para comer.A pesar de la escasez de productos cárnicos en la isla y que también afecta, en alguna ocasión al turismo, nosotros nunca tuvimos ese problema, siempre comimos de todo lo que la carta nos ofrecía, ropa vieja, tasajo, picadillo habanero, yuca, moros y cristianos...... y todo ello bien preparado y abundante e incluso con un precio bastante asequible a cualquier turista.
La Floridita, la Zaragozana, el Patio,la Mina..... son otros restaurantes en la Habana vieja, pero nosotros casi siempre acabamos por ir a la Bodeguita.
Bueno les dejo, que cada uno cargue con su pesao.
Y Uds. cargan conmigo.